Colombia, el cuarto país que más perdió bosque tropical en el 2018

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El mundo perdió un área del tamaño de Bélgica. Brasil fue el país más afectado de todos.

El año pasado, según Global Forest Watch, el planeta perdió 12 millones de hectáreas de cobertura arbórea. Colombia es el cuarto país más deforestado, después de Brasil, República Democrática del Congo e Indonesia.

La selva tropical primaria, un ecosistema que no solo absorbe grandes cantidades de dióxido de carbono sino que contiene árboles que pueden tener miles de años, se vieron gravemente afectados. Los datos recabados por la Universidad de Maryland (Estados Unidos), indican que 3,6 millones de hectáreas, casi el tamaño de Bélgica, corresponden a este tipo de bosque.

Para el caso de Colombia, entre 2017 y 2018 los investigadores evidenciaron un aumento del 9 %, alcanzando las 176.977 hectáreas arrasadas. “Irónicamente, esta pérdida se relacionó con el proceso de paz, ya que las áreas en la Amazonia anteriormente ocupadas por las Fuerzas Revolucionarias Armadas de Colombia (Farc) se han abierto al desarrollo”, subrayan los investigadores. El Parque Nacional Tinigua ha sido una desafortunada víctima del desmonte,perdiendo alrededor de 12.000 hectáreas de bosque en 2018, el 6 % de su área forestal total.

Sin embargo, las cifras nacionales parecen ser mucho más preocupantes. Las alertas tempranas dadas por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), dejan ver que el fenómeno avanza rápidamente. El último boletín (de octubre a diciembre) indica que el 75 por ciento de las detecciones tempranas se concentran en la Amazonia, que además fue la región más deforestada del 2017 (la última cifra oficial) cuando duplicó su pérdida de bosque, pasando de 70.074 ha en el 2016 a 144.147 ha en 2017.

El 19 % de las detecciones de los últimos cuatro meses, indica el Ideam, se hallaron en zonas del Sistema Nacional de Áreas Protegidas (Sinap), siendo los más afectados los parques naturales Sierra Nevada de Santa Marta, Tingüa, Serranía de Chiribiquete y La Macarena.

El análisis advierte que varios focos de pérdida de bosques primarios en Brasil ocurrieron cerca o dentro de territorios indígenas. Por ejemplo, la reserva Ituna Itata registró más de 4.000 hectáreas de desmonte ilegal dentro de sus límites en la primera mitad de 2018, más del doble de la pérdida total de entre 2002 a 2017. En la reserva habitan algunas de las comunidades sin contacto que aún existen en el mundo y que dependen del bosque para sobrevivir tras haberlos cuidado durante siglos.

«Las tasas altas de pérdida de bosques primarios en 2018 ocurrieron antes de que el presidente Jair Bolsonaro ascendiera al poder (aunque hay evidencia de un aumento en los índices de deforestación durante la temporada de elecciones). Tendremos que esperar los datos del próximo año para obtener un mayor conocimiento al respecto», indican.

Foto:Tatiana Pardo Ibarra

Fuente: El Tiempo