LA EVIDENTE FALTA DE GARANTÍAS Y OPORTUNIDADES PARA LA TERCERA EDAD EN COLOMBIA.

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Por: Deisy Johana Olaya Quintero, Comunicadora Social- Periodista.

En Colombia, una persona mayor de 60 años de edad es considerada adulta mayor, según el último censo realizado por el DANE, para el año 2020, se estimó un total de 6.808.641 personas con edad igual o superior a los 60 años, con una representación del 13,5% de la población nacional.Con respecto a la representatividad dentro de la población de cada departamento, las personas mayores prevalecen en el Quindío (19,2%), Caldas (18,7%) y Risaralda (17,8%), Tolima ( 17,2%) y Boyacá (16,5%)

Lo preocupante aquí es que nuestros padres y abuelos, en su mayoría hacen parte de la población vulnerable del país, como consecuencia del deterioro en su salud, la falta de oportunidades laborales, además de que no todos logran obtener una pensión digna. Según un informe realizado por la Universidad de La Sabana, el 70 % de los adultos mayores colombianos no tienen pensión, por lo tanto, no tienen garantías reales con relación a sus cuidados, salud especializada, atención sicológica, terapéutica y en algunos casos no alcanzan a cubrir necesidades básicas.

Por otro lado, las personas adultas mayores en el país, pese a no ser consideradas “personas viejas”, se sienten excluidas con respecto a las contrataciones laborales, pues por lo general al no poder desempeñarse en oficios o empleos formales, caen en problemas de depresión, pues se sienten inútiles, inservibles o en ocasiones, una carga para sus familias y para la sociedad en general. Esto considerando que, a esta edad, muchos aún gozan de buena salud y tienen capacidades y habilidades para poder trabajar dignamente.

El informe de la Institución Universitaria, también indicó que el modelo del trabajo colombiano no es idóneo para esta población, pues según este, suelen caer muy rápido en la obsolescencia. Por tanto, es necesario que el gobierno en trabajo conjunto con los empresarios, brinden oportunidades laborales claras y acordes con sus condiciones físicas y mentales, además de establecer políticas públicas que garanticen mejorar la calidad de vida de nuestros adultos mayores.

Por su parte, Róbinson Cuadros, presidente de la Asociación Colombiana de Gerontología y Geriatría (ACGG), afirmóque hay una carencia de políticas claras para atender a esta población, que según él, será la mayor protagonista en el futuro, en parte porque la mayoría de adultos desean vivir mucho tiempo, pero sin llegar a ser viejos; es decir, “una adultez atrapada en la ambivalencia de la eterna juventud y el estereotipo de asociar vejez con enfermedad”; y porque “hoy nadie habla de vejez en colegios y universidades, lo que dificulta proyectar y preparar a todo nivel una vejez activa, digna y saludable”.

Frente a esta problemática, el Ministerio de Salud, establece una Política Colombiana denominada “Envejecimiento Humano y Vejez”, cuyo propósito es visibilizar, movilizar e intervenir la situación de envejecimiento humano y vejez de las y los colombianos, durante el periodo 2014 2024”, (fragmento extraído de la página oficial del Ministerio de Salud). Así mismo, para el 31 de agosto del 2021 se realizó la primera sesión del Consejo Nacional de Personas Mayores, creado por el gobierno anterior con el fin de ser el órgano consultivo de carácter permanente del Ministerio de Salud y Protección Social, en su labor de coordinación del desarrollo y ejecución de la Política Nacional de Envejecimiento y Vejez.

Dentro de las instituciones que hacen parte de dicho Consejo, encontramos el Ministerio del Trabajo, Ministerio de Educación Nacional, el ICBF, DNP, Defensoría del Pueblo, Asociación de Pensionados, entre otros. No obstante, cabe resaltar que a medida que pasan los años, la población adulta mayor aumenta y con ello también crece el desafío social, económico y social, que en la realidad parece ser un tema desconocido, por el estado.

Si bien, las cifras que reporta el Ministerio de Salud, es alarmante, ocho de cada diez personas de la tercera edad, sufren al menos dos enfermedades; tales como la hipertensión, diabetes, enfermedades relacionadas osteomusculares, además de enfermedades mentales, como la depresión.  Lo más triste, es que, aunque se supone que,en las edades avanzadas, el ingreso esté garantizado por medio de un modelo de pensiones, lo cierto es que, según las cifras oficiales, esta cobertura no supera el 30%, con un desequilibrio significativo en las zonas rurales, donde apenas uno de cada diez ha cotizado para este beneficio.

Finalmente, cabe mencionar que como consecuencia de esta evidente falta de garantías, la población adulta mayor de nuestro país, tiende a ser dependiente de sus familiares,quienes deben asumir enfermedades neurológicas, físicas y mentales, lo que genera agotamiento en los cuidadores, al punto de tner familias completas enfermas, por falta de apoyo, capacitación y reconocimiento y en el peor de los casos, en maltrato y abandono.