Los cambios que Meghan Markle genera en la monarquía británica

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Markle y el príncipe Enrique se casaron este sábado en Windsor, en un castillo medieval que tiene una capilla, que lleva el nombre del patrón de Inglaterra, san Jorge.

La pareja se conoció hace dos años en una cita a ciegas organizada por una amiga común. La relación se hizo pública el 25 de septiembre de 2016 y un año después anunciaron su compromiso de boda. Desde entonces han participado en actos oficiales y han hecho vida conjunta en una casa en los terrenos del palacio londinense de Kensington, donde seguirán residiendo como matrimonio.

 

En la mesa real sin estar casada

En diciembre pasado, Meghan Markle rompió el estricto protocolo de la realeza británica cuando, por petición del príncipe Enrique, la reina Isabel aceptó que pasara el día de Navidad en la residencia rural de Sandringham, en el este de Inglaterra, junto con miembros de la familia real británica. Hasta entonces, a esta celebración sólo acudían las personas que tienen un vínculo matrimonial. Por ejemplo, Kate Middleton, la duquesa de Cambridge, tuvo que esperar hasta contraer matrimonio, tras un noviazgo de ocho años, con el príncipe Guillermo, para poder tener un lugar en la mesa de celebraciones.

Primera mujer mulata

Meghan Markle es la primera mujer mulata en ingresar a la familia real. Nacida el 4 de agosto de 1981 en Los Ángeles (Estados Unidos), es hija de Thomas Markle, un director de iluminación de televisión que ganó un Emmy por su trabajo en la serie Hospital General, y de Doria Ragland, asistente social y profesora de yoga.

En su árbol genealógico se mezclan esclavos y miembros de la realeza. Por parte de madre desciende de los esclavos de las plantaciones de algodón de Georgia, en el sur de Estados Unidos. Por parte de padre es descendiente del rey Roberto I de Escocia, que reinó entre 1306 y 1329.