La Orinoquia ha estado históricamente marginada y olvidada por los gobiernos nacionales que desde los albores de la República, con contadas excepciones, han ejercido sus funciones de cara a Monserrate y de espaldas a los intereses de la provincia. En contraste, estos gobiernos sí se han interesado por los recursos naturales de los que dispone la Región Llanos, trayendo consigo el abandono de vocaciones productivas históricas, en donde preponderaba la producción agrícola y pecuaria, para dar paso a la gran industria extractiva del petróleo.
Hoy la Región Llanos provee al menos el 75% del crudo que se produce en Colombia y que se constituye no sólo en la principal fuente de ingresos para las arcas nacionales sino en el producto estrella de las exportaciones. No obstante, ese aporte a la generación de riqueza, al desarrollo y a la seguridad minero-energética del país no le es reconocido por parte de las instancias nacionales.
Prueba de esta afirmación es la crisis en que se encuentra sumida la vía Bogotá – Villavicencio, que se repite sin falta cada año, y por la cual es objeto de permanentes y prolongados cierres como consecuencia de diversos factores, entre los que se encuentra el inadecuado manejo de laderas en diversos puntos a lo largo del corredor vial, identificados como problemáticos desde décadas atrás.
Son casi 25 años los que completa la Concesionaria Vial de los Andes (Coviandes) al frente de la operación de la vía, cobrando la tarifa de peajes más alta en todo el país, sin importar si las condiciones de esta permiten a los usuarios transitar con tranquilidad y seguridad e, incluso, realizando el recaudo aún si la operación de la vía está cerrada en algún punto.
Preocupa que el pasado 15 de mayo Coviandes emita un comunicado en el que señala que el manejo de las laderas y taludes aledaños a la vía no se encuentra dentro de sus obligaciones contractuales y que, por ende, no es su responsabilidad, desconociendo su deber de garantizar el continuo y eficiente servicio de todo el corredor.
Ante esta situación, la crisis de la vía Bogotá – Villavicencio carece de un responsable claro, lo que constituye un agravante que se suma a las multimillonarias pérdidas económicas que deben afrontar los llaneros por cada día de cierre del corredor vial, que hacen mella en los sectores productivos del departamento del Meta, reduce la confianza inversionista en la Región Llanos y afecta a los municipios del oriente de Cundinamarca, al tiempo que se impacta en la calidad de vida y el bienestar de cientos de miles de familias llaneras.
Reconocemos el anuncio efectuado por el Gobierno Nacional, sobre la destinación de 120 mil millones para la ejecución de obras en los puntos críticos de los Km. 46, 58 y 64 de la vía Bogotá – Villavicencio. No obstante, dada la existencia de otros sectores de alta complejidad que afectan la operación de la vía, este anuncio es una solución parcial a la cual debe sumarse un esfuerzo mayor que permita superar de manera definitiva la problemática de todo el corredor.
Frente a esta situación, los Gobernadores, Senadores y Representantes a la Cámara que suscribimos el presente comunicado, nos permitimos manifestar lo siguiente:
1. Requerimos una audiencia formal con el Presidente de la República, doctor Iván Duque Márquez, con el propósito de exponer la situación de la vía, medidas para la prevención y atención del riesgo de desastres y las posibles soluciones a la actual coyuntura.
2. Solicitamos la elaboración de un plan de atención inmediato por parte del Gobierno Nacional, con recursos apropiados por 400 mil millones con cargo al Presupuesto General de la Nación, para atender los puntos críticos de laderas y taludes a lo largo del corredor vial, en el entendido que la crisis no se resuelve con la intervención de los tres puntos señalados por el Viceministro de Infraestructura, doctor Manuel Felipe Gutiérrez, que dispuso “la consecución de más de 120 mil millones de pesos para desarrollar obras que darían solución a los problemas de este punto crítico”.
Reiteramos, se requieren más de 400 mil millones de pesos para intervenir los ocho puntos críticos calificados como de muy alto riesgo, antes de que se incrementen las fallas y amenazas para la normalidad de la vía, o se agraven las existentes.
3. Sugerimos se estudien las figuras jurídicas tales como la declaratoria de calamidad pública previamente esgrimida por parte de los Gobernadores de los departamentos del Meta y Cundinamarca; la aplicación de la figura de la Urgencia Manifiesta; y/o la declaratoria del Estado de Emergencia Económica, Social y Ambiental, todo lo anterior con el propósito de que se adopten las medidas necesarias que permitan la ejecución sin demora de las obras necesarias para atender esta grave situación, se atiendan todos y cada uno de los puntos críticos que afectan o tienen la vocación de afectar el futuro la operación del corredor.
4. Insistimos en la necesidad que se otorgue claridad frente a las obligaciones contractuales de la concesionaria. De ser necesario, solicitamos la suscripción de las adendas o modificaciones a los instrumentos contractuales que soportan la concesión y que, adicionalmente, se inicie una investigación por la actuación desplegada por Coviandes frente a la vía, incluyendo un examen de la idoneidad técnica de las obras realizadas y que se encuentran actualmente en proceso de construcción y de aquellas que ya están en servicio.
5. Finalmente, con el propósito de garantizar la movilidad en condiciones oportunas y competitivas, solicitamos al Gobierno Nacional que destine los recursos necesarios no solo para financiar el tramo Ia de la vía Bogotá – Villavicencio, sino para la adecuación y el mantenimiento de las dos vías alternas: Transversal del Sisga y la vía al Cusiana, de tal forma que se garanticen verdaderas alternativas que conecten al centro del país con los Llanos Orientales.
Esperamos que el señor Presidente de la República no solo reconozca el aporte de la región y sus habitantes en la consolidación de la Independencia Nacional, de la cual se conmemoran 200 años y en la contribución al desarrollo presente, sino que impida que se repitan tragedias que en el pasado enlutaron a nuestra región.