Padre e hijo viajaron 12 horas en tren desde Moscú para apoyar a la selección. Mandaron a hacer camisetas con el nombre de sus ídolos.
Intenta explicar su afición por algunas selecciones suramericanas. El estilo de juego, el talento de sus jugadores y el gusto por el idioma español pueden justificarla.Pero, le basta con mirar al niño de cinco años pronunciar con emoción el nombre de Falcao, para condensar en un abrazo ese sentimiento que definitivamente se lleva en la sangre.
Max es muy cariñoso con su hijo Platón, pero durante el Mundial aún más. Cómplice incondicional por el gusto futbolero, el pequeño es su sombra en la Copa. Juntos ocuparon dos linderas del segundo cubículo en el vagón 15, en el tren que los condujo de Moscú a Kazán. Un viaje de 12 horas en el que compartieron pistachos hasta que el vaso se llenó de cáscaras y el menor de sueño.
Partieron de noche y llegaron de día. Y apenas el rubiecito abrió sus ojos, el pedido fue uno solo: que lo vistiera con la camiseta amarilla que tenía para estrenar. “Cuando compramos las entradas para el partido de Colombia y Polonia, decidí uniformarnos. Bajé una imagen con la bandera de Colombia, elegí las camisetas de buen algodón y en la espalda les pusimos los nombres de nuestros ídolos”, dice orgulloso el creativo padre.
Me gusta Bacca por su juego, y a él Falcao por el gran goleador que es”, agrega emocionado Max, que como mánager del banco Binbank, ha extendido sus jornadas laborales hasta altas horas de la noche. Todo sea por cumplir ese sueño y, lo mejor, junto a uno de sus amores. Y es que viajar solo con Platón, cuyo nombre es en tributo al filósofo griego, parecería un desafío, pero él estaba preparado. De hecho, para la exigente prueba de este domingo ya había hecho pretemporada una semana atrás. Ambos se desplazaron en auto de Moscú a Saransk para el debut de Perú contra Dinamarca.
Fuente:Fútbol Internacional
Fabián Rozo – Rusia / @fabianrozo